¿Sabes de dónde viene el nombre de faro? Te lo revelaremos. En el siglo III a.C. en una pequeña isla egipcia se construyó una torre de 134 metros de altura, en cuya cima ardía constantemente un gran fuego que servía como punto de referencia a los navegantes. Esa isla fue llamada Pharos en honor a esta gran construcción. El edificio fue quizás la torre más alta jamás construida por el hombre hasta entonces y ha sido considerada durante mucho tiempo una de las siete maravillas del mundo antiguo.

Ricos en símbolos y fascinantes por su ubicación tan frágil, en la frontera entre la tierra y el mar, los faros siempre han sido lugares mágicos en el imaginario colectivo. Formentera alberga tres faros, por lo tanto, si quieres perderte en su mística belleza, ¡reserva tus vacaciones ahora!

Veamos en detalle cuáles son los faros de Formentera.

Faro de La Mola

El faro de La Mola se encuentra en el punto más oriental de la isla de Formentera. Más allá de su utilidad en el campo naval, representa un verdadero símbolo de la isla. Con 22 metros de altura, se eleva majestuoso sobre los acantilados de la meseta de La Mola: a unos 120 metros de altura. Se puede decir que venir a Formentera y no visitar el faro sería como ir a Roma y no ver el Coliseo.

Encargado en 1847, pero inaugurado sólo en 1861 por voluntad de Isabella II, reina de España, se encuentra en el municipio de El Pilar de La Mola, uno de los cinco pueblos de la isla, famoso también por albergar el mercadillo hippy más grande de Formentera.

La tecnología detrás de su funcionamiento luminoso ha visto varias técnicas a lo largo del tiempo. Al principio, la señal fue provocada por la quema de varias mechas que quemaban aceite de oliva virgen extra, luego se pasó al uso de parafina procedente de Escocia. Con la llegada de la electricidad, el faro fue electrificado en 1971. Actualmente consta de 12 haces luminosos que, cada 5 segundos, se interrumpen y luego se reanudan.

El faro, actualmente controlado por un sistema informático remoto, ha tenido en el pasado varios guardianes que se han ocupado de él. El último farero fue Javier Pérez de Arevalo, que dejó su cargo en 2001.

Aquí hay una placa en memoria de Julio Verne. Fue instalada en 1971, pero no todos conocen el motivo que une el nombre del gran autor francés a este lugar tan remoto. Esto se debe al hecho de que Julio Verne mencionó esta parte de la isla como «el fin del mundo» en su novela «Las aventuras de Ettore Servadac».
La historia, escrita en 1887, habla de un cometa que, al acercarse demasiado al planeta Tierra, lleva consigo, en un viaje de dos años, algunos territorios, entre ellos un pedazo de Formentera con su personaje Palmirano Roseta. Este último, estudioso de astronomía, se encontraba en la pequeña isla para profundizar en el estudio de las distancias celestiales desde el punto más alto de Formentera, La Mola precisamente.

Desde el 1 de julio de 2019, se abrió un museo con su espacio cultural justo en la base del faro. Fuertemente deseado por la consejera de cultura de Formentera, el museo acoge una exposición permanente que ilustra la gran importancia de los faros en las islas, así como la historia de Formentera y su estrecha relación con el mar. Está abierto todos los días, excepto los lunes, de 11 a 14 y de 17 a 21. El precio de entrada es de 4,5 €.

Para llegar al faro de La Mola, lugar de infinita belleza y rico en historia, simplemente siga el largo camino pavimentado que parte del puerto de La Savina y cruza los pueblos de Sant Francesc, Sant Ferran y Es Caló. Justo después de este último, comenzará una subida llena de curvas que os llevará a una zona densamente arbolada: El Pilar de la Mola, la otra cara de Formentera.
No hay un horario recomendado para visitar el faro ya que su belleza se manifiesta en cualquier momento del día. Pero si queréis captar su esencia, id al amanecer: gracias a su orientación, es el mejor lugar para ver la salida del sol.

Por último, si no sufres de vértigo, le sugerimos que se asome por los altos acantilados en los que se encontrará. El espectáculo del mar sobre las rocas revelará todo su poder. Visitar el faro de La Mola es una verdadera experiencia: deja que el viento te despeine y disfruta el momento. Sólo así podrás entender lo que quiso decir el último farero: vivir allí, en ese lugar que parece estar en los confines del mundo, no siempre es tan fácil. Alegría y tristeza, euforia y melancolía se alternarán en ustedes a ritmos nunca conocidos.

Faro de Cap de Barbaria

Justo en el otro extremo de la isla, se encuentra el majestuoso faro de Cap de Barbaria. Con poco más de 17 metros de altura y un diámetro de 3, fue diseñado en 1924 pero inaugurado sólo en 1972. Situado en la parte suroeste de Formentera, a una altura de 78 metros sobre el nivel del mar, el faro dirige con orgullo su mirada hacia las costas de la gran madre África.

El nombre Barbaria tiene origen controvertido: hay quien lo asocia al nombre de las poblaciones que habitaban las costas africanas, los bereberes precisamente, y quien lo atribuye a las violentas depredaciones por parte de los piratas, verdaderas «barbarie» a las que la isla estuvo sometida durante muchos años.

El paisaje natural que rodea el faro es un territorio muy poco hospitalario: a su alrededor observará sólo la áspera y dura roca mientras que la vegetación ha abandonado desde hace tiempo cualquier intento de vida. Desde este ángulo se puede disfrutar no sólo de uno de los atardeceres más bonitos de su vida, sino también de una hermosa panorámica de la costa de Migjorn y el promontorio de La Mola.
Para llegar al faro de Cap de Barbaria, deberá seguir las indicaciones hacia la playa de Cala Saona y, a continuación, hacia el faro.

Desde el 1 de julio de 2017, para proteger el paisaje que alberga este monumento de gran importancia desde el punto de vista naval y no sólo, el Consell Insular de Formentera ha decidido poner una barrera, precisamente en el km 6,5 de la carretera de Es Cap, delimitando la zona en la que se encuentra el faro.
Si antes era posible aparcar el coche o la moto en las proximidades, ahora es necesario dar un paseo de unos 2 km. El área de aparcamiento es amplia y puede acomodar hasta 60 coches y 100 ciclomotores. Para la seguridad de los vehículos y para gestionar el tráfico en las horas de máxima afluencia hay un vigilante.

El faro de Cap de Barbaria debe su notoriedad, no sólo al panorama y las fantásticas puestas de sol que se pueden observar allí, sino también a una película que salió en 2001 llamada «Lucia y el sexo». La protagonista, una joven Paz Vega, interpreta a una mujer que viene a Formentera para encontrarse a sí misma y los lados oscuros de su anterior historia de amor. Célebre es el póster de la película que ve a Paz Vega con el fondo del faro de Cap de Barbaria.

Una visita a este faro es prácticamente obligatoria durante sus vacaciones en Formentera. Considerado como un «lugar de peregrinación», en la larga caminata que te llevará a su presencia en ese lugar tan remoto, serás inevitablemente seducido por la magia de la isla. ¡Formentera entrará en tu corazón para siempre!

Por último, no olvides visitar la cercana cueva subterránea, también llamada «Sa Cova Foradada». Una grieta natural en la roca que te hará observar el mar desde un punto de vista único.

Faro de La Savina

El faro de La Savina es el que encontramos cuando llegamos al puerto de Formentera. Menos conocido que los dos faros anteriores de Formentera, que por el contrario reciben, cada verano, numerosas visitas de turistas, este faro es muy importante para la navegación marítima.

Ubicado cerca del helipuerto de la isla, funciona como luz para los aviones en tránsito y como sistema de señalización para los barcos que navegan en Estany des Peix. Este lago natural, con una entrada al mar, alberga un pequeño puerto con capacidad para muchos barcos deportivos y de pesca.

Así termina nuestro estudio sobre los faros de Formentera. Le sugerimos que visite al menos uno de ellos durante su estancia en la isla. A la pregunta: «¿qué ver en Formentera?» no podemos sino responder: ¡los faros!

 

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