El Piratabus es uno de los lugares con más historia de la isla de Formentera. Situado en la salvaje playa de Migjorn, precisamente en el km 11, siempre ha atraído a muchos turistas deseosos de probar sus mojitos y respirar el ambiente hippy que parece haberse cristalizado allí. La historia del Piratabus tiene sus raíces en un pueblo español desconocido y, si no la conoces, te invitamos a descubrirlo con nosotros.

La historia del Piratabus

En la ciudad de Calatayud, municipio español de la provincia de Zaragoza, en los años 70 un joven llamado Pascual, conocido como el Pirata, regentaba una discoteca junto a su amigo Pablo. Un día conocieron por casualidad a unos hippies alemanes que, con su colorida furgoneta y una vida llena de sueños, se trasladaban etapa a etapa hacia las islas del sur de España. Estas islas eran respectivamente Ibiza y la pequeña Formentera.

El encuentro con aquellos jóvenes soñadores pertenecientes al movimiento «peace and love» inculcó en Pascual y Pablo una ferviente curiosidad por la más pequeña de las Islas Baleares. Las historias que escucharon hablaban de un lugar paradisíaco, con hermosas playas, casi desprovistas de electricidad y donde la vida fluía plácidamente.
Mientras que en España el régimen de Franco preveía la austeridad y el conservacionismo, Formentera parecía ser la alternativa a ese clima. Así que Pascual y Pablo decidieron ver esta tierra con sus propios ojos, tan cercana geográficamente pero tan alejada del estilo de vida de su pueblo.

Los dos se fueron de vacaciones y, ni que decir tiene, quedaron literalmente hechizados por la isla. Como una Circe moderna, el trocito de tierra se apoderó de sus estados de ánimo, de sus mentes y de sus cuerpos. Si la isla sigue desprendiendo una energía indescriptible hoy en día, ¡imagínese cómo debe haber sido en esa epoca!
Una tierra remota, escasamente poblada, donde los días seguían marcados por el curso del sol. Formentera era, por tanto, un lugar poco convencional, sinónimo de libertad y paz. Pascual y Pablo tardaron muy poco en elaborar su plan. Regresaron a Calatayud, vendieron la discoteca y, con lo recaudado, volvieron a disfrutar de la isla.

Los dos pasaron casi un año en ese fascinante entorno y epicentro del movimiento hippy. De hecho, en esos años, cerca del pueblo de El Pilar de La Mola, había una gran “comuna”. Llegaron personas de toda Europa que, habiendo oído hablar de Formentera como un lugar donde aún era posible el contacto con la naturaleza, ya no podían prescindir de ella.
Su cuartel general era la Fonda Pepe, un restaurante y bar que todavía se encuentra en el centro de Sant Ferran. Aquí se reunían para hablar de literatura, política y tocar la guitarra. Pero ese año pasó rápido para Pascual y Pablo y, al no poder seguir viviendo sin trabajo, hicieron todo lo posible para crear su propio bar.

Sin darse cuenta del éxito que les hubiera supuesto, compraron un autobús en desuso y lo colocaron en la hermosa playa de Migjorn. Así nació el Piratabus.
La historia de sus inicios ve este lugar de aspecto inusual como un lugar de encuentro para la comunidad hippie y más allá. Incluso los habitantes de la isla y los turistas que poco a poco comenzaron a visitar Formentera se sintieron inevitablemente atraídos por esta extraña furgoneta que dispensaba bebidas.

Su rasgo distintivo era, y sigue siendo, la bandera con el símbolo de la calavera ondeando con orgullo en la brisa de la isla. Al fin y al cabo, si fue fundado por el Pirata, ¡tenía que estar representado por la bandera pirata! Gracias a esto, el Piratabus también es muy fácil de detectar. Desde la playa de Migjorn, ya sea que estés un poco más al este o un poco más al oeste, mirando hacia arriba puedes ver la bandera negra con la calavera y los sables cruzados que identifica al chiringuito.
Para ser precisos, la bandera también lleva el lema “your place to be”. Después de todo, ¿quién no piensa que el Piratabus, con sus mojitos, es el lugar ideal para pasar unas vacaciones? ¡Nadie!

Los días en el Piratabus transcurrieron felices, no era raro que alguien trajera una guitarra y todos cantaran juntos. Lamentablemente, hay pocas fotos de la época pero, si ya amas Formentera, no te será difícil esforzarte e imaginártelo en ese período.
Quizás a todos nosotros, con la ayuda de la máquina del tiempo, nos gustaría dar un salto a esas atmósferas que ahora se han ido. Sin embargo, después de tres años de esa vida de playa, mar y canciones sonadas después del atardecer, Pablo se cansó y dejó la isla y el chiringuito. A partir de ese momento, Pascual continuó el negocio con la ayuda de amigos y colaboradores ocasionales. El Piratabus era ahora un hito de la isla y por nada en el mundo Pascual habría abandonado a esa criatura.

Esta fue una década que marcó una época para el Piratabus y la isla, que en ese momento vio a gente como Chris Rea, Bob Dylan, Wolf Biermann, King Crimson y los famosos Pink Floyd. Estos últimos, verdaderos amantes de la isla, inauguraron en 1971 lo que hoy es la discoteca Pachacha en Es Pujols. Con un concierto íntimo y sorprendente demostraron su gran amor por Formentera.

Sin embargo, un cambio importante se produjo en 1983, cuando entró en vigor la nueva normativa local sobre la venta de alcohol y bebidas, a la que Pascual tuvo que adaptarse. Por razones de higiene y relativo impacto ecológico en las playas, desmontó su autobús y creó una estructura de madera adecuada a la situación y a las normas.

Inmediatamente después de ese cambio, que en cualquier caso no quitó el encanto del lugar, llegó también el amor por Pascual… Una bella mujer de origen alemán, Edith, le robó el corazón y cambió para siempre la vida amorosa del pirata. Pero mientras los dos tortolitos disfrutaban de las mágicas atmósferas de la isla y de los ardientes atardeceres de Migjorn, llegó un nuevo reglamento: había que reducir el espacio y el chiringuito volvió a cambiar de forma, haciéndose un poco más pequeño.
Ningún cliente se quejó de ese cambio, al contrario, ¡la cercanía emocional y física que se respiraba en el Piratabus representaba su punto fuerte! Edith y Pascual estuvieron felices de participar en la preservación del espacio costero reduciendo su local (sin eliminar la bandera con la calavera). El respeto por la isla siempre fue lo primero. Lo que vino después es historia común. O más bien la historia del aperitivo en Formentera.

El lugar hoy en día

El chiringuito sigue siendo un punto de referencia para todos aquellos que visitan Formentera y quieren tomar un aperitivo con vistas al mar. A lo largo de los años, el Piratabus ha sufrido algunos cambios para satisfacer el creciente número de clientes.
El número de turistas en la hermosa playa de Migjorn parecía multiplicarse cada verano y Pascual no se quedaba de brazos cruzados. Estableció una sólida estructura que proporcionaba, y sigue proporcionando, un servicio rápido y atractivo. Especialmente a la hora del aperitivo, cuando el chiringuito es literalmente asaltado, un equipo de piratas se arremanga.

¿Te has fijado alguna vez en cómo se prepara el mojito? Siendo el cóctel más popular de todos, se prepara a la velocidad de una cadena de montaje: se suceden tres barman que de forma rápida y profesional dividen las fases de preparación.
¿El resultado? Un excelente cóctel listo para disfrutar en un tiempo récord. A pesar de su habilidad, es posible que tenga que hacer un poco de cola para pedirlo, pero en un contexto decididamente festivo, no tendrá que esperar unos minutos.

Mientras tanto, participe con el simpático fotógrafo oficial del Piratabus: armado con una cámara, hace que la gente se fotografíe en grandes grupos y alivia la espera en la caja. En un mundo tan social, no podía faltar la página Instagram del Piratabus. Prueba a hacer una búsqueda en la red social más popular y verás que el hashatag #piratabus o #mojito van prácticamente de la mano.

Por último, no podemos dejar de mencionar el momento en que, cuando el sol comienza a descender hacia el mar, todo el mundo se reúne en el acantilado que mira a la espera de la puesta de sol. Será precisamente en esos momentos, ya llenos de patetismo y sensaciones indescriptibles, que las notas de “Con te partirò”, canción del gran tenor Andrea Bocelli, comenzarán a sonar por los altavoces. Imagínate escucharla mirando el cielo que se tiñe de rojo mientras tomas un mojito… ¿hay que añadir algo más?
Las emociones despertadas, los escalofríos que inevitablemente recorrerán tu piel, harán del aperitivo en el Piratabus una de las experiencias más bonitas de tus vacaciones en Formentera.

 

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